-“Esta bien, terminá lo que tengas que hacer, yo te espero afuera”-.
Fueron las palabras de complicidad que compartí con mi amiga a la salida del bar, caminé apenas unos pasos y llegue a la puerta de vidrio que separaba la inmensa ciudad (en silencio resonante y aterrador típico de un viernes en la noche), del interior de... Continuar leyendo